Me animé a participar en una entrada del blog de @arey sobre “Branded Content” que animo a leer (incluida la larga lista de comentarios) y cuya postura creo que se resume bien en un parrafo de la misma:

Para mí está claro:  Todo lo que sea eludir la obligación de separar claramente el contenido editorial, el orgánico, del comprado por el anunciante o la marca es un ejercicio que contribuye a la manipulación

Es evidente que los límites del contenido fomentado, incentivado o directamente patrocinado se tocan cada vez más. También lo es que los blogtrips cada vez se parecen más a los press trips de toda la vida y la duda es si eso requiere de etiquetas o advertencias al lector-consumidor.  Mi comentario fue:

La expresión de “cogérsela con papel de fumar” creo que va bien a la discusión.

Con la evolución de tecnologías, medios y demás los límites de todo tienden a confundirse y este es solo un caso más. La realidad es que la publicidad financia cada vez más cosas, no menos y la tendencia es claramente esa, de ahí que los blogs hayan crecido tanto.

Yo estoy más cerca de Fernando en que con esa lógica de tener que etiquetar todo claramente para poder considerar un medio “éticamente correcto” tendríamos que meter en ese saco otro montón de acciones. Por lo pronto casi cualquier evento deportivo que incluya en su nombre una marca, los estudios sobre supuestos hábitos sexuales de los españoles patrocinados por una marca de preservativos y ya puestos, tal vez algunos posts de nuestros blogs personales que lo que buscan en el fondo es una exposición indirecta de la marca a la que representamos.

He organizado y participado en “fam, blog y press” trips y sinceramente no veo tantas diferencias éticas entre ellos. ¿El hecho de que te inviten cambia tu percepción y objetividad a la hora de escribir? Probablemente si, pero no creo que eso me obligue a etiquetar lo que venda o escriba del viaje como “no soy objetivo porque me han pagado el viaje”.

En todo caso, creo que minusvaloramos la capacidad del lector. No creo que seamos solo los que conocemos que es el “branded content” o el “product placement” o cualquier otro anglicismo que se inventa algún guru americano, los que podemos detectar que está pagado y que no cuando leemos una entrada en un blog (o un periódico ojo). Seguro que solo algunos miramos si los enlaces son “follow” o no, pero el lector va aprendiendo a distinguir y eso repercute en la credibilidad que le va dando a esa fuente. Esa credibilidad hará que le sigan leyendo o no, más allá de etiquetas. O al menos eso quiero pensar.